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📌Mi sobrina traviesa📌



Llego a casa luego de un pesado día en la oficina y lo único que quiero es relajarme, pero una visita inesperada me demuestra que tengo una noche muy larga por delante.

Que día de mierda. Por lo general los días de un oficinista como yo siempre son de mierda, pero hoy es uno de esos días que se ganan el premio: Me tocaron al hilo varios clientes que parecía que se pusieron de acuerdo para ver quién se ganaba el premio al hombre más enojado, mi supervisor me regañó porque otra vez me pasé cinco minutos de mi break por estar en el baño y me dijeron que no pasé de la “primera ronda” para calificar para un ascenso de pues… supervisor. Pero bueno, ya es viernes, es quincena y por sobre todas las cosas, ya son las cinco de la tarde, con lo que oficialmente puedo mandar todo al diablo por dos gloriosos días.

Subo al autobús y el hecho de que esté retacado de idiotas me importa un rábano porque voy camino a mi casa y mientras voy parado junto a una señora gorda y un tipo que se va “moneando”, voy planificando mi noche. De entrada, me voy a ordenar una pizza para cenar y mientras espero, y la como, me voy a dedicar a jugar hasta tarde ese videojuego que me compré la semana pasada y no he podido jugar como yo quería, así que hoy toca desvelarse hasta que el cuerpo aguante. Mañana me levantaré hasta medio día, momento en que haré un poco de quehacer, lavaré mi ropa, surtiré mi despensa, comeré y de ahí, ¡a seguir jugando mi videojuego! El domingo será básicamente lo mismo.

Al fin el autobús se detiene en mi esquina y bajo para desde ahí, continuar caminando hasta que llego al edificio de departamentos donde vivo. Subo al segundo piso y abro la primera puerta a la izquierda que es la de mi departamento y entro encendiendo la luz, recibiéndome un hogar un tanto pequeño: una sala comedor, una cocina que básicamente es un pasillo a un cuarto de lavado, un baño y dos habitaciones… que una no se usa porque vivo solo pero como tiene una cama básicamente es una habitación de huéspedes.

Entro y dejo mis cosas en el sillón de la sala para mear antes de pedir mi pizza y prepararme para mi noche soñada de soltero friki y justo cuando salgo del baño, planeando qué pizza me pediré, el timbre de la casa suena.

Preguntándome quién será, me dirijo a la puerta y abro, pero nada me prepara para lo que me encuentro frente a mí. Enfrente de mi casa se halla una chica muy guapa, de cabello rubio oscuro y una tez blanca, sus facciones son como de muñeca y su cuerpo delgado se encuentra cubierto por una blusa blanca que le queda un poco grande y unos shorts de mezclilla por los que se asoman un par de delgadas pero hermosas piernas blancas, además, lleva en sus delicadas manos una mochila rosa. Pero lo que es mejor: yo conozco a esa beldad.

La muchacha me sonríe con sus labios rosados y me saluda mencionando la razón por la que yo la conozco:

—¡Tío! ¡Buenas noches! —me dice y me da un gran abrazo.

—¿A-Alexis? —pregunto confundido regresando el abrazo— Ho-Hola.

Alexis me suelta y sin perder su gran sonrisa me pregunta:

—¿No me vas a invitar a pasar a tu casa?

Todavía confundido, respondo:

—Sí, sí, adelante.

Y tras tener mi permiso, Alexis entra a mi castillo mientras que yo, me asomo al pasillo para ver si hay alguien más… y nada, está vacío.

Entro a mi departamento y veo que Alexis ya se ha acomodado en el sillón de la casa.

—¿Y tú mamá? —le pregunto a mi sobrina por mi hermana mientras cierro la puerta.

—Solo vine yo a visitarte —me dice mientras se estira sobre mi sillón.

—Te peleaste con ella otra vez, ¿verdad? —inquiero.

Alexis suspira antes de responder.

—Sí… —confiesa sin más— Me enfadé de estar en la casa y me salí, mi amiga Valeria salió de la ciudad y Carolina tiene visita, como no sabía a dónde ir pues… espero que no te moleste darle asilo a tu sobrina favorita.

Suspiro y me cruzo de brazos. Conozco a mi sobrina y sé que aunque ya está en universidad, todavía tiene arranques de chiquilla de secundaria y si la fuerzo mucho a qué me diga qué pasó o la trato de convencer de que regrese a su casa, es probable que también se vaya de la mía y termine quién sabe en dónde y con quién sabe quién, creo que es mejor si la dejo que se quede. Es igualita a su madre cuando tenía su edad.

—Sí, está bien —digo.

—¡Gracias! —exclama feliz mientras levanta las manos al techo—. ¡Por algo eres mi tío favorito!

Vuelvo a torcer la boca y miro en otra dirección. Soy su único tío.

Mis planes de la noche entonces cambian: en lugar de pizza salgo con Alexis a cenar tacos y al volver, en lugar de mi videojuego para un solo jugador, mi sobrina me convence de jugar un juego multijugador, por suerte tengo un par de juegos de Mario por ahí. Continuamos jugando hasta media noche y de ahí, Alexis decide que es suficiente y me dice que va a tomar un baño antes de irse a dormir en el cuarto de invitados que le ofrecí momentos antes.

Una vez mi sobrina se ha encerrado en el cuarto de baño, aprovecho: tomo mi teléfono y le marco a mi hermana.

—¡Bueno! —me contesta de inmediato mi hermana, se nota que está agitada, muy seguramente preocupada por Alexis.

—¿Sofía? —le pregunto y ella al reconocer mi voz, me dice:

—Ay por favor, dime que Alexis está ahí contigo.

—Sí hermana, aquí la tengo, se está bañando ahorita mismo.

Escucho un suspiro de alivio de Sofía y luego me dice.

—¿Por qué no se me ocurrió preguntarte si estaba contigo? Espérame, ahorita voy por ella.

—¡No, espera! —digo de inmediato—. Ya es tarde y ya sabes cómo es de temperamental, si vienes y se arma la de dios igual y nada más vas a conseguir que se vaya a otro lado o peor cosa: que la próxima vez que se le ocurra irse de la casa se vaya a otro lugar más peligroso porque ya no va a tener la confianza de llegar conmigo. Mejor deja que se quede aquí la noche, yo la cuido.

Escucho que Sofía resopla, eso casi nunca es buena señal, pero entonces dice:

—Está bien. Te la encargo, me quedo más tranquila sabiendo que está contigo. Pero va a ver esa niña cuando llegue a la casa.

Lo único que puedo hacer es reír un poco nervioso mientras la llamada termina. Bajo el teléfono justo a tiempo, porque en ese momento la puerta del baño se abre, pero mi preocupación de que Alexis me haya escuchado pasa a segundo término cuando veo lo que está frente a mí: mi sobrina sale del baño solo usando una de mis toallas, pero al ser toallas “para hombre”, estás son muy chicas para cubrir toda la anatomía femenina y pues apenas si le cubre los senos y estoy seguro de que si la toalla se levanta un par de centímetros, le veré los pelos del pubis.

—¡Tapate más! —le espeto lo primero que se me ocurre.

Mientras se seca el cabello con otra toalla, Alexis ríe y me dice:

—Ay tío, pero si somos familia. Hasta me imagino que me has de haber cambiado los pañales.

Mi cara se pone roja más por la suposición que por si tiene razón.

La sonrisa pícara de mi sobrina no hace más que crecer y entonces con una voz sugerente, me dice:

—Quizá debería aprovechar y darte una agradecimiento por dejarme quedarme aquí —y tras decir eso, se baja un poco la toalla de la parte de las tetas.

Yo abro los ojos por lo que estoy viendo, se ha bajado tanto la toalla, que creo que puedo ver lo marrón de una de sus areolas.

—¡Ya tapate! —le digo mirando a otro lado.

Alexis una vez más se carcajea y acomodándose la toalla, solo me dice:

—Buenas noches tío —y se mete al cuarto de invitados.

Yo suspiro un poco molesto. Puedo sentir una erección entre mis piernas por lo que acabo de ver, ya que flaquita o no, mi sobrina no solo es sexy, sino que también tiene el cuerpo que me encanta en las mujeres, y ahora sé que no voy a estar a gusto toda la noche. Sabiendo entonces que ya es tarde para ponerme a jugar mi juego de un jugador, decido apagar todo y también irme ya a la cama.

Entro a mi habitación, me quito la ropa para solo quedar en ropa interior y me tumbo en mi cama, de lado. Aunque trato de pensar en otra cosa, mi mente cada que puede regresa al cuerpo de mi sobrina saliendo del baño, desnuda, mojada y con apenas una diminuta toalla cubriéndola.

Esos pensamientos lujuriosos hacen que mi polla se ponga dura, lo cual es una tortura porque no me animo a masturbarme para liberarme de esa presión: me preocupa que mi sobrina me escuche, adivine que “estoy ahorcando al ganso” pensando en lo que acabo de ver y me lo eche en cara el resto de mi vida, tanto para decirme “pervertido” como para usarlo para burlarse de mí.

Cierro los ojos y uso mi fuerza de voluntad para pensar en otra cosa y al fin luego de mucho sufrimiento… me quedo dormido.

***

Entre sueños escucho algo: la puerta de mi habitación abriéndose. Todavía adormilado, me digo que eso no puede ser, que estoy solo en la casa y de seguro lo estoy soñando. Pero entonces más que escuchar, siento algo: al lado de mí, el colchón se hunde.

De inmediato abro los ojos, mientras los cientos de relatos de fantasmas en habitaciones que he escuchado en Youtube pasan por mi mente en ese momento. Ese pequeño pedazo sumido en mi colchón se expande sobre mi cama y entonces, al sentir unos delgados brazos estirándose sobre mi pecho con la intención de abrazarme, mi cerebro al fin hace clic y recuerdo que esa noche, no estoy solo en la casa.

—¡¿A-A-Alexis?! —exclamo.

Una risita traviesa se escucha detrás de mi nuca mientras esa mano traviesa se pasea por mi pecho.

—Tío, no puedo dormir sola. ¿Me dejas dormir contigo?

Mi cerebro se aferró con fuerza a lo último de cordura que le quedaba.

—¡No! ¡Estás loca! ¡Vete a tu cuarto! —le digo.

Otra risa traviesa mientras esa mano baja hasta mi entrepierna.

—No era broma lo de darte un agradecimiento por dejarme quedar aquí —me dice Alexis y pronto su mano se mete en mi bóxer, acaricia mi polla y luego la toma en su suave mano y si no había alcanzado ya el máximo de su grosor, lo hizo cuando mi sobrina empieza a masturbarme, sacándome un par de gemidos de placer por sus grandes “habilidades manuales”.

Que me masturbara un poco termina de derrumbar la poca cordura que quedaba en mí, por eso no me resisto cuando me pone boca arriba y se monta sobre mí. Está oscuro, pero por la poca luz que se cuela por mi ventana y mi tacto mientras le acaricio la cadera, puedo adivinar que está desnuda. A duras penas puedo ver como sonríe y entonces, se inclina para besarme en los labios, beso que yo respondo y me dejo querer cuando deja de besarme mientras con sus manos trata de retirarme el bóxer, tarea en la que le ayudo y pronto mi verga queda tan al aire como sus tetas, acariciando sus nalgas.

Continuamos besándonos un rato y pronto mi instinto de hombre se sobrepone y me recuerda que soy yo el que debe llevar la batuta así que me giro con ella debajo de mi y continuo besándola. Siento como poco a poco por instinto mi verga se va acercando a su cueva húmeda y también como poco a poco se trata de meter a ella. Recuerdo que no me he puesto condón y podría embarazarla, pero como la cordura hace mucho salió de la habitación, decido que ya me preocuparé por eso al día siguiente y dejo que mi cadera siga haciendo su camino hacia el interior de mi sobrina.

Mi verga se mete dentro de Alexis y poco a poco siento el cálido abrazo de esas paredes vaginales y descubro que ese caminito hace mucho que dejó de ser virgen. Finalmente meto todo de mi en ella y entonces empiezo a mover mis caderas para bombearla y sacarle a ella ahora unos cuantos gemidos de placer.

Continúo así hasta que de repente Alexis deja de gemir, me acaricia el rostro y me dice:

—Quiero ir arriba.

Obedezco a mi sobrina. Me salgo de ella y me tumbo boca arriba en la cama. Ella se levanta y pasa una pierna por sobre mi cadera y toma mi polla para apuntarla a su coño. Empieza a bajar y una vez más siento como su coño va envolviendo mi verga en su cálida textura hasta que al fin mi sobrina se sienta toda sobre mí y una vez que un escalofrío le recorre la espalda, empieza a cabalgarme como la gloriosa valkiria que imagino que es.

Mientras Alexis me folla a su propio ritmo, yo aprovecho para explorar su cuerpo con mis manos, pasándolas por sus piernas, sus caderas, su vientre firme y plano hasta llegar a sus tetas, que ella siempre se ha quejado por ser pequeñas pero a mí siempre me han parecido hermosas y hoy, gracias a un simple acto de generosidad, puedo apretujar en mis manos y juguetear con esos gordos pezones.

Pronto Alexis parece cansarse de estar cabalgándome, así que se inclina sobre mí, me besa en los labios y me susurra al oído.

—¿Alguna posición en la que quieras follarme?

Ahora que hay complacencia, quiero mi posición favorita.

—Ponte en cuatro —le digo con una sonrisa.

Ya acostumbrado a la oscuridad, puedo ver como sus labios se curvan en una sonrisa. Se sale de mí y se acomoda en la cama, en cuatro tal y como le pedí. Mueve su culo sugestivamente, esperando que yo me pare y la siga follando.

Obviamente dejo de estar acostado y ya de rodillas, me pongo detrás de ella, me doy un tiempo para ver y acariciar sus nalgas y entonces, empiezo a guiar mi polla hasta su retaguardia. Con su mano Alexis me ayuda a encontrar la entrada de su coño y pronto siento una vez más el beso de sus labios vaginales y empiezo a empujar para volver a meter todo de mí dentro de ella. Al lograr mi cometido, la tomo de las caderas y empiezo a penetrarla con más fuerza que antes gracias a que yo tuve un rato de descanso. El resultado es efectivo: escucho a mi sobrina jadear con más fuerza que antes, lo que a su vez me da más estamina para aumentar la fuerza y velocidad de mis estocadas.

Pronto el resultado es el esperado: empiezo a sentir el orgasmo en mis bolas y tras un par de estocadas más, ese glorioso sentimiento llega mientras siento que le lleno el útero a mi sobrina con mi leche al tiempo que ambos gemimos de placer.

Cuando los orgasmos terminan, los dos caemos rendidos en la cama, recuperamos un poco el aliento y yo empiezo a besarle la espalda.

—Eso… esto estuvo… muy bien… —jadea mi sobrina.

Sin dejar de besarle la espalda, digo:

—¿Quieres un segundo round?

Ella ríe y dice:

—Déjame… déjame descansar un poco…

—Está bien —digo apenado, porque yo también quiero descansar.

Pero por desgracia el segundo round no llega, porque así abrazados, nos quedamos profundamente dormidos.

***

Al día siguiente algo me despierta: el olor a hot cakes. Abro mis ojos y me encuentro solo en mi habitación ya iluminada por la luz de la mañana.

Me pongo el bóxer y unos pantalones y salgo de mi habitación, donde me encuentro a mi sobrina, vestida únicamente con una de mis camisas (la cual le queda muy grande), haciéndome el desayuno.

—Buenos días tío —me dice nada más verme—. Te estoy haciendo de desayunar.

Veo la pila creciente de hot cakes en la mesa y aunque me apetece un bocado, hay otro tema que tratar primero.

—Lo de anoche fue un error —digo rascándome la nuca.

Alexis me mira, sonríe y dice:

—No te preocupes: ya me tomé una pastilla del día siguiente.

Me sorprende que mi sobrina viniera preparada y aunque eso me quita un peso de encima, digo:

—No por eso… somos familia.

Alexis vuelve a verme, sonríe y me dice:

—Ay, no seas delicado. Solo somos un par de adultos divirtiéndonos de forma sana. Mientras nos cuidemos y yo no salga embarazada, creo que estaremos bien, ¿o no te gustó lo de anoche?

Me atrapó. Vaya que me gustó  lo de anoche.

Nos sentamos a desayunar y entonces Alexis dice.

—Voy a regresar al rato a casa de mi madre. Me espera un buen regaño, pero X.

Rio un poco y digo:

—Bueno, si te vuelves a portar mal ya sabes que puedes venir a mi casa.

Ríe y con voz sugerente me dice:

—Tal vez vuelva a portarme mal pronto.

También rio yo. Vaya que quiero que se vuelva a portar mal.

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📌Mi sobrina traviesa📌 📌Mi sobrina traviesa📌 Reviewed by xx on junio 23, 2022 Rating: 5

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