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📌Confesándole todo a mi marido - Parte 1📌




Sin quitarme la mirada y apretando aún mas mi garganta, hizo su última pregunta. Y de la constructora, a quién te cojiste ¿? A todos, me los cojí a toooodos, le respondí jadeando al borde del orgasmo y mientras se los iba nombrando aceleré mis movimientos. Apretó aún más fuerte mi garganta, demasiado diría yo. Y con la voz entrecortada, supongo que por la excitación extrema, empezó a decirme entre gemidos, sos una puta Vicky, sos una puta... Mi marido estaba a punto de acabar. El que me dijera eso me excito más todavía…

Esa tarde no pudimos hacer nada ya que a las 17:30 hs, mi esposo y Claudio vinieron sin avisar y se quedaron en el negocio hasta la hora de cierre.

La mayor parte del tiempo estuvieron en el mostrador y en la zona de depósito mientras yo estaba arriba en la oficina.

Entre otras cosas hablé por teléfono con Marcela, me había enviado un mensaje temprano, diciéndome que necesitaba verme para contarme algo sobre Héctor, su marido.

Quedamos en que a última hora iba a ir para mi casa y así fue, llegó cerca de las 8 de la noche.  Como estaban mi esposo, mis hijos y mi mamá, fuimos al fondo para tener mayor privacidad y poder hablar tranquilas.

Lo que tenía para contarme, era que Héctor la estaba engañando con una de las promotoras de su trabajo y eso la tenía muy angustiada.

Yo ya lo sabía, alguna vez él me confesó que Marcela no lo complacía totalmente en la cama, que todo era muy rutinario con ella y por eso buscaba sexo por otro lado, incluso conmigo.

Al principio la escuché con atención y traté de calmarla, pero luego la hice entrar en razón, haciéndole ver que ella también le estaba siendo infiel. Comencé a darle consejos, marcándole sus errores y poniéndome como ejemplo.

A ver amiga…, yo me volví una ninfómana porque sabes bien que desde hace muchos años a Ramón no se le para, pero Héctor…., Héctor no tiene ningún problema…, coje muy bien…, tiene mucho aguante y eso me consta.

No se te olvide que varias veces en las que estuvimos los tres juntos en tu casa, vos le decías basta y te quedabas en un costado de la cama mirándonos.  Incluso, te ibas del dormitorio mientras él seguía cojiéndome hasta cansarse… o me equivoco ¿?...

No, no te equivocas Vicky, me contestó.  Pero acuérdate que en esos días de la pandemia vos estabas desesperada, parecías una gata en celo, no te llenabas nunca.

Y para ser honesta, el verte disfrutar tanto cojiendo con Héctor y darme cuenta qué él estaba obsesionado con vos, prefería irme y dejarlos solos, para que cojieran tranquilos.

No Marcela, no me pongas excusas, ni a mi como culpable.  Te salías de la cama porque ya no tenías ganas de seguir cojiendo y no me hagas una escena de celos porque vos me lo ofreciste.

No me contestó nada, yo seguí hablándole.

Y a pesar de que Héctor coje muy bien, desde hace bastante vos estás siguiendo mis pasos, encamándote con otros.

Ella solo asentía con la cabeza sin mirarme, así que terminé la conversación, diciéndole…

No jodas Marcela, déjalo en paz, que se dé el gusto de cojer con quien quiera, que disfrute, en definitiva vos estás haciendo lo mismo, no seas egoísta. Y un último consejo…, no le digas que no a nada…, lo que él quiera hacerte, que te lo haga…, ya te dije una vez que tenés que ser bien puta con él, es lo que a Héctor le gusta….

Eso fue algo que también me dijo él una de las veces que fuimos a un hotel, sin que Marcela lo sepa por supuesto… Recuerdo muy bien sus palabras…. ¡Me gusta cojer con vos Vicky, porque le entras a todo, todo te gusta!.

Recién ahí, levantó la cabeza para mirarme y me contestó… Tenés razón amiga, no lo había pensado de esa manera.

Cuando la vi mas relajada, cambié de tema y comencé a contarle los detalles de lo que yo estaba haciendo con los chicos del negocio.  Lo primero que me dijo fue que a medida que pasaban los años, me estaba volviendo más degenerada y la verdad tiene razón.

Reflexionando sobre  sus palabras, me he dado cuenta que así es, cada día necesito más y sobre todo hacer cosas nuevas para quedar satisfecha.

Estuvimos hablando por una hora, hasta que mi mamá me avisó que ya estaba lista la cena.  La invité para que se quedara a cenar con nosotros, pero no quiso.  Cuando nos despedimos en la puerta, me dijo que quería conocer a los chicos, así que quedamos en que le avisaba para hacer algo juntas con ellos.

Después de cenar, mis hijos y mi marido se fueron a acostar, yo lo hice un poco mas tarde.  Me quedé conversando con mi mamá y ayudándole a acomodar la cocina.

Me dí una ducha y luego me acosté…, mi esposo ya estaba profundamente dormido.

Como casi todas las noches, comencé a masturbarme pero no lograba acabar, así que me levante y sin hacer ruido busqué en mi caja de juguetes.

Ahí mismo, parada y desnuda frente al closet, me puse gel lubricante en el culo y me introduje un dilatador anal, luego saqué un vibrador y volví a acostarme.

Comencé a masturbarme pero aún no lograba acabar.  De la mesita de luz, saqué mi huevito vibrador, me lo metí en la concha y lo encendí.

Seguí masturbándome, ahora con mayor satisfacción;  además de sentir la vibración en mi interior, me fui frotando el clítoris con el otro vibrador…

Habrán pasado unos diez minutos hasta que comencé a retorcerme con la llegada de un orgasmo que fue muy prolongado…

Apagué el huevito pero lo dejé adentro, luego apagué el vibrador y así me quedé dormida, con ambos agujeros tapados.

Desperté a las 7 de la mañana con el dilatador y el huevito aún metidos en mí, el otro vibrador estaba justo enfrente de mi cara, cerca de la almohada.  Mi esposo ya se había levantado.

Era algo tarde, me levanté rápido y fui a bañarme.  Recién ahí, debajo de la ducha, me quité el dilatador y el vibrador para lavarlos.

Salí del baño envuelta en una toalla.  Al entrar al dormitorio, mi marido estaba terminando de cambiarse.

Buen día amor…, le dije dándole un beso…

En lugar de responderme el saludo, se quedó viendo los juguetes que traía en mis manos.

¡Por lo que veo, andas muy alzada!, me dijo.  No es la primera vez que me hace ese tipo de comentarios a modo de broma, así que le contesté con toda naturalidad….  La verdad que si amor…, no se que me pasa últimamente que estoy como desesperada y muy ansiosa…, quizás sea que estoy entrando en la menopausia, le dije también a modo de broma y comencé a reírme.

Él no se rió ni hizo ningún otro comentario, se dio la vuelta y al salir del dormitorio agregó…, apúrate que vamos a llegar tarde.  Evidentemente no estaba bromeando.

Y a este que bicho le pico ¿?, pensé… pero bueno, no le dí importancia.

Terminé de secarme el cabello, me vestí y bajé lo más rápido que pude.

Ya estaba dentro de la camioneta esperándome. No me dirigió la palabra en todo el trayecto.

Llegamos al negocio y al despedirnos, solo dijo… ¡Cuidado con lo que haces Vicky!.  Arrancó y se fue..

Una vez más me puso a pensar, llegué a la conclusión que había algo más detrás de sus comentarios y su actitud.

Con la ayuda de los chicos, levantamos la persiana, abrimos y comenzamos a trabajar…, fue una mañana relativamente tranquila, estuve todo el tiempo arriba en la oficina.  Pensé mucho en lo que me había dicho mi marido y en verdad no encontraba una explicación lógica para que haya tenido ese comportamiento….

El sabe que soy muy fogosa y que me masturbo.  La mayoría de los vibradores y consoladores, él mismo me los ha traído, así que no era eso, había algo más y tenía que averiguarlo.

Tanto Ezequiel como Walter, subieron varias veces para preguntarme cosas de trabajo.

En un momento, cuando los tuve a los dos juntos arriba, aproveché para preguntarles si ellos habían comentado algo con alguien de lo que hacían conmigo o si mi marido, en algún momento los había interrogado….  No Vicky, como se te ocurre, para nada.  Las pocas veces que hemos hablado con él fue de trabajo, nada más….

Bueno, vayan…, les dije… hoy no me voy a quedar al medio día…, está pasando algo con mi marido y tengo que averiguarlo.

A las 13:00 vino a buscarme, no se bajó de la camioneta.  Los chicos me ayudaron a cerrar y nos fuimos para la casa.

En el camino, solo hablamos de trivialidades y lo que me llamó la atención, es que estaba actuando como siempre, así que yo hice lo mismo y no volví a tocar el tema.

En la tarde, me volvió a llevar al negocio, pero en lugar de dejarme, estacionó la camioneta y se bajó…, no era algo habitual, pero no le dije nada…

Estuvo conmigo casi una hora, viendo lo que yo hacía y luego se fue para la constructora…

Al final de la tarde, los chicos subieron bastante intrigados y me preguntaron que es lo que estaba pasado…

No lo sé, estoy muy confundida…, les contesté.  Por favor sean muy discretos,  sobre todo con Tamara…, no quiero levantar sospechas de ningún tipo.

Si Vicky, quédate tranquila, confía en nosotros, me dijeron mientras se acercaron a mi y comenzaron a manosearme por debajo del vestido…. Tenemos ganas de cojerte susurró Ezequiel.

Los dejé que siguieran tocándome...  Al principio lo hicieron con caricias muy suaves, provocando que se me erizara la piel y mis pezones se endurecieron.  Pero luego se pusieron más bruscos, por lo que comencé a jadear al sentir sus dedos introduciéndose en mi concha que ya estaba humedecida.

Paren chicos, hoy no se va a poder…, dije mientras les quitaba sus manos de mi entrepierna.

Tamara está abajo y mi marido va a llegar en cualquier momento a buscarme, es muy peligroso, agregué.

Pero mira como estamos, contestó Walter, mientras se desabrochaba el pantalón y dejaba al descubierto su verga totalmente  parada.  Ezequiel hizo lo mismo y como si estuviera suplicando dijo… Por favor Vicky…, aunque sea una chupadita….

Bueno, pero rápido le contesté mientras les agarraba la pija a ambos.

Me arrodillé en el piso y comencé chupando la de Ezequiel, sin soltar la de Walter. Se ve que estaba muy caliente, porque en menos de tres minutos acabó.

El primer chorro de leche, inesperadamente lo soltó en mi cara, justo en un momento en el que se la estaba mirando.  Volví a meterme la pija en la boca y ahí terminó de eyacular.

Continué con Walter.  Pasaban los minutos y por más que me esmeraba en chupársela, no lograba hacerlo acabar, hasta que ayudándome con mi mano y succionando solamente su glande, conseguí que por fin me soltara su semen, mas caliente, abundante y espeso que el de Ezequiel.  Lo saboree un poco, pasándolo por toda mi boca antes de tragármelo.

Los chicos ya se habían descargado, pero yo había quedado muy pero muy caliente.

Me paré y miré hacia el lado del mostrador.., Vayan a trabajar, se juntó mucha gente, les indiqué.

Si jefa me contestaron riéndose.  Se acomodaron la ropa y bajaron a las corridas…., era casi la hora de cierre.

Fui al baño…, lo primero que hice fue lavarme la cara y la boca, el olor a semen es algo muy penetrante.  Luego sequé mi entrepierna con papel higiénico, mi bombacha estaba totalmente mojada.  Me puse un poco de perfume y me senté en el sofá a esperar.

Pasaron tan solo unos minutos cuando veo que mi marido estaciona en la puerta, se baja apresuradamente de la camioneta y entra al negocio.

Siempre me avisa cuando va llegando, con una llamada o con un mensaje, nunca lo hace sin avisar.  Una vez más, se despertaron mis alertas sobre su comportamiento.  Es como que quisiera descubrir o ver algo, llegando así de manera sorpresiva.

Cuando escuché que subía las escaleras, fui rápido al escritorio y me puse a ver el informe que tenía abierto en la pantalla de la computadora.

Ni bien entró a la oficina, levanté la cabeza y haciéndome la sorprendida, lo saludé…

Hola amor…, no me avisaste que venias… Fue directo al escritorio, me dio un besó en la frente y no solo miró la pantalla, sino también todo lo que había sobre el escritorio.

Pasa algo amor ¿?... Por qué no me avisaste que venías ¿?, le pregunté.

Observó cada rincón de la oficina, como buscando algo y me contestó…No, nada, todo bien, salí apurado y se me olvidó avisarte… A él jamás se le olvidan las cosas.

Con esto que acababa de hacer, terminé de confirmar que algo estaba ocurriendo.

Bueno, dame unos minutos, termino de revisar esto y nos vamos, le dije.

Se sentó en el sofá y siguió mirando para todos lados.

Si bien yo estaba terminando el informe diario, en mi cabeza daba vueltas el comportamiento que él estaba teniendo.

Llegó la hora…, los chicos comenzaron a cerrar y Tamara subió a entregarme la recaudación del día… Me entretuve guardando el dinero y acomodando el escritorio, para dar tiempo a que los chicos se fueran.  Cuando escuché que cerraron la puerta, agarré mi cartera y bajamos.

En el camino, comenzó una especie de interrogatorio, una vez más me peguntó acerca de los empleados.

Que como se comportan, que si trabajan bien, que si los considero de confianza y cosas así.  Nada que no me haya preguntado antes. Aunque esta vez hubo una pregunta diferente…, que si eran respetuosos conmigo.

Fui contestando puntualmente a cada pregunta, a sabiendas que mi marido, muy sutilmente, trataba de llevar la conversación para otro lado.

Llegamos a la casa y no pasó de eso, quizás porque yo me explayé demasiado en cada respuesta.

Estuve un rato con mis hijos, ayudándoles con a sus tareas y luego subí a bañarme.

Cuando volví a la cocina, mi mamá tenía casi lista la cena. Todo estaba aparentemente normal.

Terminamos de cenar y como de costumbre, mi marido se fue a bañar y luego se acostó.

Yo me quedé conversando con mi mamá.

Más o menos a las 11 de la noche subí al dormitorio.  Mi marido se había quedado dormido con la tele encendida o por lo menos eso pensé.

Me quité la ropa y comencé a buscar algo para masturbarme.  Agarré uno de los vibradores dobles que tengo, son de esos que te introduces en la concha y en el culo.  Totalmente desnuda, me acosté y comencé a masturbarme.  El primer orgasmo vino muy rápido, había quedado muy caliente después de chupársela a los chicos.

Descansé un momento y seguí metiéndome el consolador hasta el fondo con el máximo nivel de vibración.  Mis piernas temblaban mientras levantaba las caderas, despegándolas de la cama. Comencé a retorcerme y a gemir, era mucha la excitación que había logrado.   Finalmente tuve el segundo orgasmo que duró mucho más que el primero.  Me quedé quieta empujando fuertemente el vibrador hasta el fondo mientras seguía estremeciéndome.

En ese momento fue cuando mi marido se dio vuelta, acomodó su almohada y se respaldó en ella.  No estaba dormido, por el contrario, había estado atento a todo lo que yo acababa de hacer.

Satisfecha ¿?…, más relajada ¿?... me preguntó.

Apagué el vibrador y lo retire muy despacio de mi interior.  Le contesté entre suspiros….Siiii amor,  .  que placer…, que rico…, estaba muy caliente.

Como muchas veces lo he hecho después de masturbarme, lo abracé y me pegué a él, apoyando la mejilla sobre su pecho y entrelazándolo con la pierna.

Comenzó a acariciarme el cabello y a hablarme de una manera muy pausada…

Vicky…, te estaba esperando despierto porque tengo que decirte algunas cosas.

Te escucho, le dije y me acurruqué más a él.

Me lanzó su primer balde de agua fría.

Quiero que me digas con quien te estás acostando…

Quedé paralizada con el comentario, pero contesté inmediatamente.

Por que me decís eso amor ¿?, cómo se te ocurre que me voy a estar acostando con otro ¿?.

Empezó a explayarse serenamente diciéndome todas las cosas que tenía guardadas, sacando mis trapitos al sol.

Mira Vicky…, te conozco bien. Hace muchos años que comencé a sospechar y a darme cuentas de las cosas.

Todo este tiempo, me he hecho el desentendido, dejando que las cosas pasaran, pero no soy tonto Vicky y ya no puedo más con esto.  Se perfectamente que estás teniendo relaciones sexuales y quiero que me digas con quien.

Como me vas a preguntar eso ¿?, dije tratando de despegar mi cara de su pecho.  Algo que no pude hacer porque no me lo permitió.  Yo creo que no hubiese podido decirme todo lo que me dijo, mirándome a los ojos, es por eso que me mantuvo ahí, con mi cara apoyada en su pecho y en ningún momento dejó de acariciarme el pelo.

Siguió hablando…

Desde que yo empecé con mi problema y dejé de satisfacerte en la cama, fui notando tus cambios.

Al principio estabas muy nerviosa, muy alterada y de repente comenzaste a estar contenta, feliz, rozagante.  Ese fue mi primer indicio.

Pensé que con los juguetes que te traía iba a ser suficiente, pero luego me di cuenta que no.

Tus salidas repentinas, tus llegadas tarde, tu obsesión por el gimnasio y mantenerte delgada, tu ropa interior cada vez mas provocativa y ni hablar del hecho que comenzaste a tomar pastillas anticonceptivas.  Ya sé que me dijiste que el médico te las había recetado para regularizar tu periodo, pero eso jamás me quedó claro.

Hasta ese momento solo eran conjeturas, pero poco a poco fue diciéndome cosas mas concretas, las que han sido producto de mis innumerables descuidos.

Entre tantos de estos acontecimientos, me hizo saber que se había dado cuenta de las marcas en mis muñecas y tobillos, la última vez que fuimos juntos a la costa.  Eso fue hace casi dos años y yo estaba convencida de que él no lo había notado.

En cierta forma me fue acorralando hasta llegar a lo último que definitivamente me dejó sin escapatoria, cuando me dijo…

Vicky, por lo general vos tenés la costumbre de dormir desnuda y la semana pasada vi que tenías moretones y dedos claramente marcados en las piernas y en las nalgas.

Además y sin querer, encontré en el lavadero una bombacha toda rota y era una de las que te compraste el mes pasado, así que no me vayas a decir que estaba desgastada.

Me dejó sin palabras…, una vez más me pidió que le dijera con quien estaba manteniendo relaciones….

Por favor, no me preguntes eso…, le contesté.

Quiero saber Vicky, no me voy a enojar, te lo prometo.  Quién te dejó esas marcas ¿?, Quién te rompió la bombacha ¿?, Con quién te estás acostando ¿?.

Esquivé dar respuestas pero ante su insistencia dije un nombre…, con Miguel, fue Miguel quien me dejó las marcas, uno de los chicos que me mandaron para acomodar el depósito.

Y como fue ¿?, quiero que me digas lo que hicieron ¿?, preguntó con una tranquilidad y naturalidad asombrosa.

No mi amor, no me pidas que te cuente eso, por favor…, no me hagas sentir peor de lo que me siento….  Él siguió insistiendo.

Comencé a contarle, pero con los nervios me equivoqué de nombre, en lugar de decir Miguel dije Walter…

Como que Walter ¿?, me acabas de decir Miguel, interrumpió, levantándome un poco la vos…

Necesito saber la verdad Vicky, no me sigas mintiendo por favor.

Y bueno…, no me quedó otro remedio que contarle toda la verdad.

Respiré hondo y poco a poco le fui diciendo las cosas.  Es que no fue solo con Walter ni con Miguel, estuve con los cuatro chicos a la vez...

Al principio me forzaron y  luego yo acepté estar con ellos.

Como que te forzaron ¿?.

Si…, me acorralaron y me agarraron entre los cuatro.

Pero la culpa fue mía, yo los provoqué.  Insinuándome y dejándolos ver que andaba sin bombacha.  Le conté exactamente como habían ocurrido las cosas.

Y que más ¿?, Y que más ¿?, repetía insistentemente.

Yo seguía con la mejilla apoyada en su pecho y quedé sorprendida al notar que su calzoncillo se estaba abultando a medida que yo le daba los detalles de lo ocurrido.

La verdad no recuerdo cuando fue la última vez que mi marido tuvo una erección, pero la estaba teniendo en ese momento, evidentemente se estaba excitando.

Esto me motivó a ser mas explicita en contarle las cosas tal cual habían ocurrido.

Bajé mi mano y mientras le hablaba fui acariciarle los testículos.  Su pija iba cobrando cada vez mas fuerza.

Le quite el calzoncillo y él se respaldó un poco más en la almohada.  Ya no apoyé mi mejilla sobre su pecho sino sobre su estómago.

Al ver como se le paraba la pija, me entusiasmé tanto, que no solamente le conté las cosas tal cual habían ocurrido, sino que además le dije lo que yo sentía y como disfrutaba con lo que ellos me hacían.

Mi marido se excitaba con cada palabra y constantemente repetía… y que mas ¿?... y que mas ¿?....

Además de acariciarle los testículos, fui presionando por debajo de ellos y de apoco le metí  un dedo en el culo.  No solo le gustó sino que su reacción fue muy favorable.

Rápidamente saqué una crema lubricante de mi mesita de luz y se la puse.  Primero le metí un dedo y luego dos.  La pija se le ponía mas dura.  Al verlo así y al revivir todo lo que había hecho con los chicos, me puso muy caliente.

Empujó suavemente mi cabeza para que se la chupara.

Para hacerlo, le saqué los dedos del culo y le agarre la pija.  Me pidió que volviera a meterle los dedos.

Pero hice algo mucho mejor que eso, agarré un vibrador pequeño del cajón de la mesita de luz y se lo fui introduciendo despacio mientras se la seguía chupando.

Ya no aguanté más y me le subí encima, metiéndome su pija en la concha.

Empecé a moverme lentamente.  En ningún momento solté el consolador que le había introducido, por el contrario, se lo fui empujando hasta que le entró prácticamente todo.

Inesperadamente y después de casi trece años volví a tener relaciones sexuales con mi marido.

Cerró los ojos y me pidió que no dejara de hablarle, que le siguiera contando.

Si bien su pija estaba parada, no tenía la firmeza suficiente para satisfacerme. Estoy tan acostumbrada a pijas más grandes y duras que comencé a desesperarme.

Agarré el vibrador doble con el que me había masturbado y me lo metí.

En ese movimiento la pija de mi marido se salió, por lo que tuvo que ayudarse con su mano para volver a metérmela.

Al ver mi desesperación, mi marido se inclinó un poco para alcanzar el consolador y presionarlo hacia adentro, incluso lo encendió.  Yo hice lo mismo con el que él tenía metido.

Ahora sí realmente estaba sintiendo mucho placer con su pija y el vibrador en mi concha y la otra parte metida en mi culo, simulando una triple penetración.

A los pocos minutos, fui sintiendo como llegaba un orgasmo e inconscientemente comencé a decirle.

Así me cojieron…, dos vergas en la concha y una en el culo…

Entre jadeos, mi esposo afirmó… ¡y eso te gusta!...

Si…, me gusta cuando me cojen entre varios… Me encanta sentir esas vergas bien grandes, bien paradas, bien duras, me desespero por cojer y cada vez necesito más y más.

Mi marido aprovechó ese momento de máxima excitación, en el que nada te importa, para terminar de desenmascararme.

En menos de dos minutos logró que le dijera una cantidad de nombres, situaciones y lugares en donde yo había cojido.

Le confesé lo de los tipos de la playa, que los chicos del gimnasio a veces se quedan a dormir conmigo cuando él esta de viaje y lo de la orgía en la quinta de uno de ellos.

Le conté lo de Esteban, lo de Dieguito, lo de la enorme pija del dominicano, la que tuve que describirle con lujo de detalles ya que puntualmente me preguntó como la tenía.

Le conté además, que esa única vez que el dominicano me llevó a un hotel, me cojió con violencia y también me rompió una de mis tangas.

Incluso llegué a decirle que hacía trío con Marcela y su marido.

Con cada cosa que le decía, él se iba poniendo cada vez mas loco y empujaba fuertemente el consolador que yo tenía metido.

Su respiración se había acelerado y yo estaba que volaba de la calentura.

Hasta ese momento él había mantenido los ojos cerrados, supongo que recreando en su mente las cosas yo le iba contando.

De pronto los abrió y me miró fijamente. No se como definir su mirada, era una mezcla de enojo y lujuria.

Con su mano libre, me apretó fuertemente la garganta, a modo de ahorcarme y me preguntó…

Y los muchachos, como te cojen los muchachos ¿?…, así le dice a los socios.

Bien…, me cojen muy bien…, en esta misma cama entre los dos me rompieron el culo, le contesté entre jadeos.  Ricardo es el que me coje mejor, tiene mucho aguante, agregué.

Sin quitarme la mirada y apretando aún mas mi garganta, hizo su última pregunta.

Y de la constructora, a quién te cojiste ¿?

A todos, me los cojí a toooodos, le respondí jadeando al borde del orgasmo y mientras se los iba nombrando aceleré mis movimientos.

Apretó aún más fuerte mi garganta, demasiado diría yo.  Y con la voz entrecortada, supongo que por la excitación extrema, empezó a decirme entre gemidos, sos una puta Vicky, sos una puta...  Mi marido estaba a punto de acabar.

El que me dijera eso me excito más todavía…

Me estaba apretando muy fuerte y casi no podía respirar y menos hablar, pero como pude, le contesté.

Siii, soy una puta amor…., tu esposa es una puta…, soy muy puta…, soy muy puta, le repetía mientras estaba teniendo un orgasmo increíble.

Mi marido comenzó a acabar, tuve que taparle la boca porque sus gemidos eran muy fuertes.

El consolador de su culo se salió ya que cuando yo comencé estremecerme lo solté sin querer.  Solamente tuve que retirar el que yo tenía en mi interior, mi esposo nunca dejó de sostenerlo.

Después de eyacular y de forma muy rápida, su pija perdió totalmente la erección.

Me abracé fuertemente a él, en la misma posición en la que todo había iniciado y comencé a pedirle perdón.

Perdóname amor por haberte sido infiel todos estos años…, perdóname por haber estado con tantos hombres…, por ser tan puta…, es algo que no puedo controlar.

En ese punto me interrumpió y acariciando tiernamente mi cabeza, fue diciéndome…

Nada que perdonar Vicky, todo esto fue culpa mía.

No voy a negarte que al principio, hace ya muchos años, cuando me empecé a dar cuenta que tenías relaciones fuera de la casa, me puse muy mal.

Pero poco a poco lo fui asimilando, entendí que era algo lógico e inevitable, vos estabas muy joven en ese entonces, tenías tan solo 27 años.  No podía pretender que solo te conformaras con masturbarte o con el sexo oral que yo te hacía de vez en cuando.  Por eso nunca te dije nada y jamás te prohibí que salieras, a sabiendas que te ibas a buscar sexo por otro lado.

Siempre lo supe Vicky, siempre.  Aunque debo confesarte que jamás me imaginé que lo hicieras con tantos hombres y con tantos pibes que podrían ser tus hijos, pero está todo bien.  La única diferencia es que ahora le has puesto caras y nombres a todas las cosas que yo tenía en mi cabeza.

Lo que si te pido por favor, es que te cuides y no dejes que nadie te lastime.

Entonces, no estás enojado ¿?, le pregunté.

Claro que no estoy enojado Vicky, por el contrario, estoy mucho mas tranquilo y creo que vos también porque ya no tenés la necesidad de decir mas mentiras.

A partir de ahora, quiero que me digas todo, que no haya secretos entre nosotros.  A donde vas, con quien vas y sobre todo quiero saber todo lo que haces.

Cuando me dijo eso, levanté mi cara de su pecho para mirarlo y él siguió diciéndome…

Por lo visto, el escucharte decirme todas esas cosas, me hizo funcionar otra vez y bueno, no seré como los chicos de 20 con los que estás, pero algo es algo y se sonrió…

Lo miré a los ojos, también con una sonrisa y le dije.  Gracias amor, gracias por ser tan bueno y comprensivo, Te amo.

Mi marido apagó la luz, nos dimos un beso y nos quedamos dormidos.

Esa noche todo cambió.  Por un lado y aunque sea difícil de creer, tengo mucha mas libertad que antes y la tranquilidad de no tener que inventarle nada para poder salir o llegar tarde.

Por otro lado, dos o tres veces a la semana, me espera despierto y me pide que le cuente lo que hice ese día y a veces me hace rememorar cosas de mi pasado. Comienza a tocarse hasta que se le para y logra penetrarme.

Lamentablemente no se le pone lo suficientemente dura ni grande como para satisfacerme.  Prácticamente no lo siento cuando lo tengo adentro y lo peor de todo,  es que máximo dura tres minutos.

Muy a mi pesar, tengo que fingir los orgasmos que nunca llegan y el placer que no siento. Todo sea por no lastimarlo ni hacerlo sentir mal.  No cabe duda que para él esto es un gran logro y está muy feliz con ello.

Vicky.

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📌Confesándole todo a mi marido - Parte 1📌 📌Confesándole todo a mi marido - Parte 1📌 Reviewed by xx on julio 02, 2022 Rating: 5

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