📌ILDA, LA PEQUEÑA HIJA DE MI NOVIA, SE ME ENTREGA📌
-¡Luismi! ¿Has estado alguna vez con una chica de mi edad?-... -¿Eh? ¡Ilda! ¡Haber mi niña! Explicame mejor esa pregunta.-... -¡Pues, que si has follado alguna vez con una chica de mi edad!-... -¿Porqué me lo preguntas?-... -Pues por que. Porque me gustaria hacerlo contigo Luismi.-
Como ya sabeís, mi nombre es Luismi y que soy un chico de 46 años, que nació en la "Inmortal" ciudad de Zaragoza, España, donde vivo. Que soy rubio de ojos azules, 174 de altura y unos 68 kilos.
Bueno. Pues por aquel entonces yo tenia 28 años y mantenia una relación "seria" desde hacia más de 1 año con Maria Iliana, una preciosa colombiana separada de 35 años que trabajaba en la cocina del restaurante en el que yo lo hacia como camarero y donde, como habreís supuesto, nos conocimos. Fué cuando 2 años atras, Maria, empezó a trabajar como pinche en la cocina y donde gracias a que nuestros turnos coincidieron desde el principio, pudimos pasar mucho tiempo juntos.
Enseguida Maria y yo nos gustamos, la atracción física que se notaba entre nosotros era más que evidente, sobre todo cuando nuestras miradas se cruzaban deteniendose el uno en el otro como con "deseo" durante varios segundos, segundos en los que nos quedabamos mirandonos embobados y sonriendo como tontos. A parte ya de nuestra más que evidente atración física, Maria y yo realmente congeniamos y nos convertimos en muy buenos amigos. Y como dos buenos amigos cualquiera, a las pocos meses empezamos a quedar fuera del trabajo.
Al principio lo haciamos para tomar un cafe o una cervecita y charlar un poco de todo, de nuestro dia en el trabajo, de nuestras cosas personales, de ella, de mí, de nuestras vidas hasta ese dia, de nuestros gustos, de nuestros sueños, de nuestras penas y alegrias y de que parecia que nos gustabamos, que nos gustabamos de verdad y de una forma más que amistosa.
A pesar de tener clara nuestra mutua atración las siguientes semanas las vivimos como dos simples amigos, dos buenos amigos que se estaban conociendo más intimamente, como con más profundidad. Maria y yo quedabamos ya todos los dias, hablabamos sin parar y en nuestras conversaciones no faltaban nunca la risas, divirtiendonos tanto juntos que parecia como si nos conociaramos de toda la vida. Ademas, el tiempo que pasabamos juntos, realmente, era como si volara.
Maria y yo conectamos tan positivamente y en tal profundidad dentro de todos los ámbitos de la persona, que una noche cualquiera, unas semanas despues, ocurrió. Fué en su casa, despues de cenar y de tomarnos un par de cubatas y mientras charlabamos alegremente, sucedió y lo hizo de la forma más natural, sin prepararlo, sin proponerlo, simplemente nos acostamos y tanto nos gustó que a la noche siguiente repetimos y como nos volvió a gustar, pues claro, volvimos a repetir y de nuevo a repetir y a repetir y a repetir y así sin darnos cuenta, de tanto repetir vimos que nos habiamos convertido en amantes y lo hablamos.
Decidimos entonces darnos una oportunidad, pues aquello sentiamos que estaba bien, juntos disfrutabamos como nunca antes lo habiamos echo con nadie, amistosamente nos llevabamos estupendamente y en el fondo, los sabiamos que nos queriamos. Pero entonces Maria, para no sentirse como una posesión de nadie, me propuso que nuestra relación fuese abierta, sin ataduras, sin exigencias ni condiciones, aunque eso sí, basada en el dialogo y sin ocultarnos nada. Yo acepté con alguna duda, pero como en verdad, durante unos cuantos meses no pudimos pasar separados ni una sola noche, mis dudas se disiparon. Pasé tanto, tanto tiempo en su casa que practicamente, vivia allí con ella y su hija de casi 15 años.
El tiempo hizo que nuestra relación se consolidara firmemente, aunque eso sí, sin exigencias ni ataduras, de una forma bastante liberal. Ese fué el deseo de Maria, así quiso ella que fuese nuestra relación. Maria me explicó que demasiados disgustos le habian dado los hombres en sus anteriores relaciones, donde la mayoria la tratron como a una posesión, asfixiandola sin libertad de puro celosos que resultaron ser, cohibiendola y atemorizandola, por lo que dijo que nunca más, y que a pesar de que me queria, la única forma de no estropear lo nuestro era así. Aquello, claro está que no me gustó demasiado, yo la queria, pero por supuesto la entendí y comprendí sinceramente y siempre la respeté en sus deseos y en su libertad, aceptando, pocas semanas despues, sus idas y venidas con otras personas, sus salidas de fiesta los fines de semana con otras personas, sus amantes de una noche, sin recriminarle nada, sin exigirle nada, sin agobiarla en nada y por supuesto, sin demandarla unicamente como mia.
De esa forma Maria y yo saliamos la mitad de las veces por separado, ella con otras personas, yo con otras personas, ella con sus amigos y amigas, yo con los mios, los cuales, tanto sus amigos como mios, no dejaban de preguntarse increpandonos sin entender que porqué, sabiendo lo que sentiamos el uno por el otro, que porqué, queriendonos los dos como locos y con toda nuestra alma, que porqué, sintiendonos ser la mitad el uno del otro y que porqué, deseando en verdad estar en todo momento juntos, andabamos haciendo el panoli saliendo a veces por separado, yo por aquí y ella por allá, follando a veces con otras personas, sexo esporadico sí, sexo de una noche sí, sexo sin importacia sí, pero con otros y aunque sabian que ya desde el principio decidimos ser así, una pareja "liberal", una pareja sin ataduras ni compromisos sexuales, pues que no lo entendian, aún a pesar de todas nuestras explicaciones, que era algo que no conseguian llegar a entender de ninguna de la maneras.
El tiempo fué pasando y así llegamos al dia en que comencé la historia de este relato.
Fué un sábado en el que Maria guardo fiesta y yo, tras cerrar el restaurante, me fuí a tomar un par de copas invitado por los dueños al pub de moda de la "Zona", una pareja de hermanos, chico y chica, de unos 30 años, que eran unos de los mejores clientes que teniamos en el restaurante y con los que tras conocernos hacia ya mas de año y medio, nos teniamos bastante amistad.
Pues bien, cuando llegué al pub, éste estaba llenísimo, intenté pasar por entre la gente pero viendo que me era imposible decidí dar media vuelta e irme, entonces fué cuando Ana, la dueña, me vió desde arriba, ella estaba con unas amigas en su "Palco Vip" y rapidamente avisó al guarda de la puerta para que me acompañase hasta allí. Cuando llegué al palco privado Ana se lanzó sobre mí recibiendome con mucha alegria, ella era una morena espectacular con unos increibles ojazos verdes, dos tremendos y enormes pechos y el culo mas brutal que jamas he visto en toda mi vida. Ana no paró de darme besos y besos abrazandome con efusión, visiblemente bebida. ¡Ufffffff!... Tanto se arrimó que en unos segundos me la puso durísima. Ana tenia 32 años, soltera y sin compromiso, siempre rodeada de los chicos mas cachas y guapos por los que se dejaba agasajar encantada, demasiado encantada diria yo, eso sí, nunca ví que al final hiciera caso a ninguno de ellos.
Rapidamente, Ana me presentó a sus tres "mejores" amigas, de cuyos nombres, la verdad, es que no me acuerdo. La primera fué una guapa rubia de larga melena, grandes tetas y cuerpo rotundo, la segunda una pelirroja de pelo corto y con la cara de vicio mas grande que he visto en mi vida, algo rellenita, pero que embutida en un escaso vestido de tirantes amarillo del que se le escapaban los pechos por la presión, quedaba bastante deseable y sobre todo super morbosa y la tercera amiga que me presentó fué una bellísima mulata morenita de media melena con un cuerpo de infarto y que aún presentandonos no dejaba de sobar y sobar las tetas de la rubia, ni de darle unos tremendos morreos, mientras las dos me miraban sonriendome con lascivia. Entonces Ana me cojió de la mano y apartandome de ellas me dijo...
-¡Luismi!... ¡No hagas caso de esas dos!... ¡Solo son un par de lesbianas provocadoras y de lo mas putas!... ¡Si les haces caso te incitaran, te excitaran hasta volverte loco y luego, nada!... ¡Pero nada de nada!... ¡Jajajajaaaaa!... ¡Anda carriño!... ¡Ven conmigo!... ¡Vamos a tomarnos un buen copazo!- Y así Ana me llevó hasta sentarnos sobre el sofa rinconera que habia en la esquina mas oscura del palco y tras la que habia un preciosos y enorme panel con pinturas en temas orientales y que para mi sorpresa resultó ser una puerta, una puerta disimulada, por la que al momento aparecio Casandra, la preciosa jovencita checa, que era una de las camareras del pub, de las que atendian a los palcos privados, lo hizo con una pequeña bandeja y dos copas ya preparadas. Un gin tonic para su jefa y un ron Matusalen con Cocacola y corteza de lima para mí, que era lo que yo bebia habitualmente en el pub. Al instante Casandra desapareció y Ana y yo empezamos a brindar, brindamos como seis o siete veces seguidas en solo un par de minutos, acabando así con mas de la mitad de nuestras copas, para al momento y muy calientes, empezar a devorarnos la boca, mientras su mano se perdia por dentro de mi pantalón sacandome la verga, grande y dura solo a su contacto... Entonces ella me miró provocadora y me dijo...
-¡Ummmmmmmmm cariño!... ¡Uffffffff!... ¡Que hermosura!... ¡Dios!... Si lo llego a saber, para rato... Te digo esto porque, cariño mio, aunque me joda en el alma, esta boca mia no va a ser la afortunada que se va a beneficiar del disfrute de mamar, comer y engullir semejante maravilla que tienes entre las piernas. No. No mi amor.- Terminó de decir, eso sí, sin parar de sobarme y pajearme la polla.
Al poco, su mirada se dirigió a la de su amiga, la pelirroja, la cual, entendiendo la señal se acercó hasta nosotros, directamente se arrodilló entre mis piernas, me sonrió, se saco las tetas por encima del escote, llevo sus brazos atras de su espalda sujetandose por las manos, acercó su cara a mi verga, abrió la boca de par en par, sacó la lengua y directamente me dió una lamida de abajo arriba y de arriba abajo repiendo varias veces que casi hace que pierda el conocimiento. ¡Diosssss que lengua! Para al poco, Ana, mientras me agarraba con fuerza la verga, se la incrustara de golpe dentro de la boca.
-Disfrutala guarra... Y no me hagas quedar en mal lugar.- Le dijo Ana a su amiga.
-¡Nnn.. nn..ooo... an...qui..la!- Le contestó la pelirroja mientras devoraba engullendo hambrienta mi polla.
-Veras Luismi, te explico. A esta puta, desde hace tiempo le pones el coño a mil y cada fin de semana, la muy pesada no me para de repetirme y repetirme lo guapo que eres, lo bueno que estás y lo mucho que le gustas. Así que hoy, en la cena, para que por fín calmara su ansia de tí, le he prometido que si venias al pub, te convenceria para que dejases que ella te hiciera una buena mamada y ya despues, si ella te gustaba o no, pues que te la follarias, o no, eso, ya seria cosa tuya. Así que cariño, ahora te dejo aquí ya entre sus manos o mejor dicho, entre su boca. Jejeje.- Me explico Ana sonriendome, besandome la boca y moviendome la verga con fuerza dentro y fuera, dentro y fuera de la boca de su amiga hasta que de pronto me la soltó, cogio a su amiga por detras de la cabeza, la empujó con violencia hacia abajo he hizo que se tragara mí verga hasta el fondo de la garganta haciendola gimir como una gata en celo.
Mientras tanto, Ana, se apartó como medio metro de nuestro lado, se sentó enfrentada a nosotros, se sacó las tetazas por encima del escote y levantandose el vestido hasta la cintura, se quitó el tanga y empezó a masturbarse metiendose con rabia tres dedos en su chorreante coño haciendose gimir y gemir y gemir excitadisima mientras veia, con envidia, como su amiga se comia devorando mí polla tragandola y tragandola, gimiendo y gimiendo enloquecida perdida. Así hasta que al poco, ví como Ana, aullando como una loba, se empezaba a correr a chorros sobre el sofá sin dejar de machacarse el coño con una mano, estrujandose, retorciendose y golpeandose con violencia sobre sus tetazas con la otra mano, lo que me puso a mil y me corrí. ¡Ufffffff!... ¡Y vaya que si me corrí!... En un momento y con los ojos abiertos como platos, a la pelirroja se le empezó a hinchar la cara de la enorme cantidad de leche con la que le estaba llenando la boca y que a pesar de la cantidad, recibió encantada sin tragarse nada hasta que terminé, entonces le saqué la polla y ella, medio sonriendome me pidió con gestos permiso para poder tragarse la corrida.
-¡De eso nada puta!- Le contestó rapidamente Ana.
-Ven aquí inmediatante zorra y comparte esa delicia conmigo. Al menos podré saborear tú leche cariño.- Dijo Ana mirandonos con una cara de autentica lascivia.
Y así fué como la sexy pelirroja y su guapa y rotunda amiga Ana, compartieron avidamente mi leche, pasandosela varias veces de una boca a la otra, besandose entregadisimas la una a la otra llenitas de vicio y pasión y como sedientas de sus besos la una de la otra y así hasta que terminaron de tragarse toda mi leche, para empezar despues a follar como locas entre ellas, entregada la una a la otra, devorandose las bocas, los cuellos, los pechos, los coños, las vaginas, los culos, los pies, mientras compartian sin parar los jugos de las múltiples e intensas corridas que se proporcionaban, sudorosas y enajenadas, convirtiendo sus dos cuerpos de vicio y pecado y uno solo, dandose placer sin descando, gimiendo y gimiendo como dos locas poseidas por el demonio de la carne y todo allí, tumbadas, entremezclando sus carnes sobre aquel enorme sofá.
Bueno, lo que pasó despues lo desconozco porque para entonces yo ya estaba saliendo a la calle por la puerta del pub, subiendome a un taxi y dirijiendome hacia la zona del "Casco Viejo" como escapando de esas dos preciosas mujeres llenas de deseo y la verdad es, que nunca supe bien, el porqué huí de ellas esa noche como alma que lleva el diablo.
Un par de horas despues. Serian ya mas de las 4'30 horas de la madrugada estaba yo en un pub del Casco Viejo, repletisimo de gente, tanta, que ni se podia andar, me sentia cansado y bastante aburrido y para colmo, en este último pub tube que aceptar el horrible y mal preparado cubata, que la sosa, aunque espectacular camarera, me preparó sin ni siquiera mostrarme una leve sonrisa. Así que astiado y cansado, decidido me fuí para casa.
Cuando al poco, mientras estaba aún por las calles del "Casco" recibí un mensaje de texto de Maria, que decia...
-"Hola cariño, estoy sola en casa. Andaba chateando con el PC cuando no se que le ha ocurrido y ahora, no me funciona... ¿Puedes venir a ver que le pasa?... Kiss... Kiss... Amore mio."-
El corazón se me aceleró desvocado y rapidamente le contesté al sms...
-"Ok cariño. Ahora mismo cojo un taxi y voy para allí. No tardo."-
Como ya he explicado antes, en aquella época Maria y yo manteniamos una relación asentada pero, curiosamente "abierta", una relación sin exigencias, ni ataduras, ni compromisos. Relación "liberal" que a pesar de que Maria para mí era realmente una persona maravillosa, a la que queria con locura, físicamente espectacular, inteligentísima, agradable, cariñosa y ademas muy, muy, pero que muy guapa, a mí, la susodicha relación ya se me estaba haciendo demasiado trabajosa de mantener y así lo normal fué que cada dia, Maria y yo, nos viesemos mucho menos, pasando juntos mucho menos tiempo.
Aunque debeís de entender que a pesar de todo esto, cada vez que Maria me reclamaba, yo acudia raudo a sus brazos, pues no solo la queria, sino que ademas, por aquel entonces, Maria a sus fantasticos 35 años era todo un bellezón de pelo negro y largo, 1'66 de altura, delgada, de enormes, duros y redondeados pechos, caderas prominentes, un culo de infarto y una boca de vicio... ¡Vamos!... ¡Que era todo un cuerpazo!... Una hembra de infarto y un autentico volcan en la cama.
Al ratito llegé a su casa, llamé al timbre de la calle y me abrió la puerta sin respuesta, subí y al llegar encontré la puerta del piso abierta... Entré cerrando tras de mí y escuché, pasa, pasa para adentro Luismi, estoy en el dormitorio, ven. Y así lo hice, pero al llegar al dormitorio, me encontré con sorpresa que quien me esperaba no era Maria, sino Ilda, su hija.
Ilda tenia entonces 16 años recien cumplidos y la conocia bien desde hacia dos años, claro, como a su madre y aunque nos llevabamos muy bien y nos teniamos mucha confianza, la verdad es que a solas los dos, no habiamos estado nunca.
-Hola Luismi.- Me dice Ilda dandome dos besos.
-Hola Ilda-. Le respondo yo.
-¿Y tu madre?- Le pregunto intrigado.
-Mama tuvo que salir, pero me dijo que en dos horas estará de regreso, que la esperes.- Me dice la niña.
-¿Dos horas?- Exclamo sorprendido.
-Si Luismi. Dos horas. Al menos eso me ha dicho. Pero que mientras tanto la esperas, que te entretenga yo y que no deje que te marches. Mamá me a dicho que haga todo lo que tú me pidas.- Me dijo la niña sonriendo.
-¿Todo lo que te pida Ilda?- Le dije yo sonriendola pícaramente. La verdad es que yo iba algo bebido y demasiado caliente ante la esperanza frustrada de encontrarme con su madre.
-Si, jejejeje.- Me respondió ella sonriendome con picardia también e iluminando su hermoso rostro angelical.
Ilda tenia un cuerpo muy desarrollado para su edad, era mas alta que su madre, 1'68 y muy bella, labios gruesos y carnosos, muy blanquita de piel, de pelo rubio, muy, muy claro y ojos verdes turquesa. Era una niña realmente preciosa. Tenia unos pechos grandes que destacan sobre manera de su cuerpo delgado y bien moldeado, con una cintura estrecha y unas caderas y un culito pequeños pero preciosos y de proporciones perfectas, pero con un algo de como sin estar terminada del todo, un algo, de niña-mujer.
Aún no se como ocurrió, pero la situación entre nosotros al momento se puso de lo mas caliente. Noté que ya no la miraba como a la hija de mi novia-amiga "liberal", recreandome en observar el cuerpo semidesnudo de esta pequeña niña-mujer y que a su vez, también se estaba calentando poco a poco, empezando a hacerme preguntas cada vez mas atrevidas.
-¿Te gusta el porno Luismi?- Me soltó a bocajarro mientras sujetaba un portatil entre sus manos sin atrever a mirarme.
-Cla... Cla... Claro que si mi niña. Pero menuda preguntita para una niña, me acabas de lanzar, así, de sopetón.- Le contesté yo mientras me sentaba junto a ella en la cama.
-¿Que estas viendo en el portatil Ilda?- Le pregunté.
-Videos de... Verás Luismi... Estaba viendo videos de... Videos de... De... Gloryhole... ¡Ufffffffff!... Son de los que mas me fascinan.- Me contestó nerviosísima, pero muy abiertamente, sorprendiendome por su respuesta tan atrevida y deshinibida.
-Ilda... ¿El mensaje de texto me lo has enviado tú?- Le pregunte sin apartar la vista de sus enormes y preciosos pechos que le sobresalian voluptuosos de su, practicamente transparente mini blusa blanca y que por ello solo podia abotonarse hasta la mitad, en fin, dejando poco a la imaginación, ya que poco o nada podia esconder de esa forma.
-Si. Jejejeee. Me pillaste Luismi. Pero mama lo sabe, fué ella quien me pidió que te lo enviara y lo que me dijo de que esperases hasta que regresara es cierto. Asi que por favor lUismi, no te vayas ahora y dime, que quieres que hagamos mientras la esperamos, anda porfi, si te vas se enfadará y seguro que me castiga. ¡Porfiiii!- Me dijo con tono y ojos suplicantes.
-Ilda... ¿Has "estado" ya con algún chico?- La pregunte yo, lanzado ya por todas.
-Si claro.- Me contesto como medio ofendida.
-Ilda. Me refiero a que si ya has tenido sexo. O a que si todavia eres virgen.- La increpé.
-¡Pues claro que he tenido sexo Luismi!... ¡Ya no soy una niña!... Aunque... Bueno, la verdad es que de momento no he querido hacerlo... Ya sabes... Por el coñito... Estoy esperando a... En fín, que en realidad, pues sí, todavia soy virgen y por lo tanto nó... Todavia no he tenido sexo... Sexo completo.- Me contestó visiblemente ruborizada.
Cuando de repente y mirandome turbada me preguntó...
-¡Luismi!... ¿Has estado alguna vez con una chica de mi edad?-
-¿Eh?... ¡Ilda!... ¡Haber mi niña, explicame mejor esa pregunta! ¿Que es eso que me acabas de preguntar sobre si he estado alguna vez con una chica de tu edad?- Le pregunté haciendome el confundido, pero sabiendo perfectamente a que se referia Ilda con su pregunta. Pero queria que me lo dijera abiertamente. Que despues no hubiera lugar a la duda sobre sus intenciones... Y entonces ella, poniendose aún más colorada me preguntó...
-Pues... Pues que si alguna vez... Alguna vez lo has hecho con una chica... Con una chica de... De 16 o así... El sexo digo... ¡Eso!... ¡Que si lo has hecho con!... Con... ¡Jolin Luismi!... ¡Pues que si has follado alguna vez con una chica de mi edad!... ¡Eaaaaaa!... ¡Ya esta preguntado Luismi!... ¡Bicho malo!... ¡Que no eres mas que un bicho malooooo!... Jajajajajaaaa...- Me dijo riendo entre nerviosa perdida, envalentonada y bastante avergonzada.
-Pues la verdad es que desde que cumplí los 18 años, nó. Nunca he tenido sexo con una menor. ¿Porque me lo preguntas Ilda?- Le confesé yo y entonces ella, bajando los ojos, balbuceo...
-Porque... Porque me gustaria hacerlo contigo Luismi. Me gustaria mucho-. Me soltó así de clara, directa y de sopetón.
-Mmmmmmmm... Ilda... Cariño... Haber... ¿Estas tú convencida y bien segura de que quieres... De que quieres hacerlo conmigo?... Ya sabes que lo que me pides es algo muy, muy serio y demasiado importante para tí para que luego te arrepientas como una niña caprichosa. Ya sabes que si lo hacemos, me puedes arruinar la vida para siempre y ademas perderé de seguro a tú madre... Por eso te lo vuelvo a preguntar... ¿Estas segura, Ilda, de que quiere hacer SEXO completo conmigo?- Le pregunté muy seriamente, o al menos, aparentando la mayor seriedad posible.
-¡Si!... ¡Sí, Luismi!... ¡Claro que estoy segura!... Ya hace dos años que lo estoy. Desde que te conozco solo sueño contigo, desde que te conozco cada vez que me toco para darme placer lo hago pensando en tí, imaginandote a mí lado. Lo hago deseando y anhelando tenerte ahí conmigo, en mi camita. Lo hago suspirando porque mis manos fuesen las tuyas, sintiendo tus caricias por todo mí cuerpito, deseoso de tí, así, hasta que arrancas de mí interior el mayor placer de toda mi vida...
... Que despues me abrieras y me rompieras el himen haciendome por fín mujer... Y que luego me montaras y me poseyeras como a una yegüita en celo.
Pero lo se Luismi, se que esto es solo un sueño, el sueño de una tonta adolescente. Lo se porque Luismi, tú, tú eres el novio de mi mamá y aunque se que no soís, exclusivos, como esperar que un hombre como tú me pueda desear como desea a la bella hembra de mi madre, si no soy mas que una cria, una cria estúpida y virgen de 16 años... ¡Como!... Pues de ninguna forma, lo sé... ¡Ohhhh!... ¡Dios mio!... Perdoname Luismi, he sido una tonta al confesarte que me gustaria hacerlo contigo sabiendo que tú no me deseas y que ni si quiera me ves como a una mujer... ¡Perdoname Luismi!... ¡Perdoname!- Ilda balbuceaba las palabras nerviosisima hasta que de pronto se vino abajo derrumbandose y empezó a llorar desconsoladamente.
-Ven aquí pequeña.... No llores... No llores mi vida... No seas tonta... ¡Pues claro que eres preciosa!... ¡Y claro que te veo como a una mujer!... ¡Y claro que te deseo Ilda!... ¡Dios mio!... ¿Como no te iba a desear si eres lo mas bonito del mundo?... ¡Estaria loco si no te deseará mi amor!... ¡Loco!...- Le confesé abiertamente, rindiendome ya a la locura.
-¿De verdad Luismi?... ¿De verdad te gusto?... ¿De verdad me deseas?... ¡No me lo dices por decir! ¿Verdad?- Me preguntó entre sonriendo y gimoteando pero como dudando aún, entre un... "Por favor, si no es verdad, no me engañes" y un... "¡Dios mio!... Como deseo creerte... ¡Por favor! ¡Por favor!... ¡Que sea verdad! ¡Que sea verdaaaaad!".
Pero no. Mis palabras sí fueron completamente sinceras, ya que en aquellos momentos no habia para mí, en todo el mundo, nada más que élla, no habia nada más que aquella maravillosa criatura, a la estaba deseando con toda mi alma sin que ya, nada más me importara.
Abrazandola la senté sobre mis piernas, su cabeza apoyada en mi hombro y sollozando aún la tomé de la barbilla para besarla en la boca, un beso dulce, tierno e intenso, que al momento se lleno de pasión, lujuria y deseo y que la hizo estremecer entre mis brazos. ¡Mmmmmmmmmm!... Aquellos tiernos labios, aquella dulce lengüita, todo, todo aquello estaba en mi boca y yo en la suya, degustandonos, disfrutandonos... Dulce nectar de dioses.
Aquel beso fué lo que Ilda llevaba anhelando durante tanto tiempo y con el que ademas la convencí de mí deseo por ella era real, muy, pero que muy real.
Al instante sentí como una explosión en mi pene y comencé a quitarle la blusa. Como no llevaba sujetador, esas dos preciosas y enormes tetas quedaron suspendidas firmemente en el aire y maravillado comencé a exprimirselas con mi boca, mientras ella gemía y gemía loquita de placer y se dejaba hacer enferma y llenita de deseo.
La puse de pie frente a mí y le quité la faldita y el minusculo tanga que vestia y así, su precioso coñito quedo a la altura de mi boca.
Que placer fue lamer y chupar aquel néctar, mientras ella se derretia apretando mí cabeza contra sus piernas y pediendome más, más y más, hasta explotar gimiendo y gimiendo de placer.
Luego de su orgasmo la hice arrodillar y le pedí que me sacara el pene. Sin dificultad alguna me bajó el cierre del pantalón introdujo su pequeña manita buscando dentro de mi slip hasta que la encontró, entonces, sonriendo orgullosa la sujetó firmemente para sacarmela pero por el poco espacio que habia se encontró con alguna dificultad para sacarla, hasta que de imprevisto, mí verga se liberó saliendo con fuerza de entre mi pantalón, lo que la asustó un poco, por lo inesperado.
-¡Ohhhhhh Luismi!... ¡Mmmmmmmmmmmmm!... ¡Es preciosaaaaa!... ¡Y que grandeeee!...- Exclamó Ilda al vermela sonriendo encantada. Cosa que me hizo sentir, estupidamente pletórico, todo un macho.
-Bueno si, cariño... Gracias... ¿Te gusta mí verga princesa?... Porque si te gusta y la quieres, mí preciosa y dulce bebita, ahora mismo es toda tuya... Mmmmmmmm... Haber mi niña... ¿Te apetece chupármela un ratito?- Le sugerí divertido.
-¡¡¡Siiiiiiiiiiiii!!!- Gritó ella. Definitivamente, la idea pareció gustarle mucho.
La pequeña dió un saltito y sonriendo se lanzó a por mi verga y empezó a lamermela, primero despacito, degustandola golosa, recreandose y luego al ratito, tras metersela poco a poco toda entera en la boca, me la empezó a comer mamandola con ansia, tragando y tragando, abarcando mucho más de lo que su pequeña boca y su estrecha garganta podian albergar, pero eso sí, sin desfallecer, entregada y llenita de fervor.
Ilda estaba maravillosa, no habia visto jamas nada mas hermoso que esta niña en aquel momento, mientras tragaba y tragaba haciendome con deseo una mamada de locura, brutal e impresionante, que me puso berraco perdido. Me hubiera corrido bien a gusto llenando su boquita con mi leche caliente, pero mís intenciónes eran otras, así que sujetandola por la cabeza le dije...
-Para Ilda. ¡Basta!... ¡Basta ya nena!... Sacala... Has estado maravillosa y me ha gustado mucho, pero mi niña, antes de que me corra, tú y yo tenemos que hacer otras cosas.- Y entonces ella, un tanto apenada por parar, pero feliz por mis cumplidos, se la sacó obediente de la boca y mirándome me preguntó...
-¿Qué me vas a hacer ahora Luismi?... ¿Me la vas meter ya en el coñito?... ¿Me dolerá?...- Dijo con los ojos muy abiertos, jadeando con la boca abierta y temblando ligeramente llenita de deseo.
-Vamos a probar, no creo que te duela, ven aquí pequeña, sientate a caballito con las piernas bien abiertas y así, juntitos, lo vamos a hacer muy despacito.- Le contesté enternecido.
Arrímandola a mi verga, con mis manos en sus nalguitas, muy pronto se perdió la cabeza de mí polla dentro de su vagina. Sólo la cabeza bastó para Ilda se estremeciera toda y como enloquecida siguiera empujando y empujando apretando los labios, pero sin conseguir más, por lo que entonces le dije que se quedara quieta un ratito.
Comencé a besarla en la boca, mi lengua con su lengua hicieron que la pequeña se relajara un poco y entonces aproveché y con solo un empujón se la metí toda entera.
-¡Ahhhhhhhgggññññiiiiii!... ¡Dios mio papi!... ¡Uffffffffffff!... Dolió... ¡Pero que lindo se siente!... ¡Que ricooooo!... ¡Mmmmmmmmmmmm!... ¡Ohhh Luismi!... ¡Como te amooo!... ¡Como te amoooooooooo!- Me gritó Ilda, gimiendo, berreando y convulsionando enfebrecida.
Por fín acababa de desvirgar su coñito... Por fín acababa de covertirla en toda una mujer.
-Ahora sacámela Luismi. Quiero verla... Y luego, me la vuelves a meter.- Me pidió ella.
Y así lo hice. Pero cuando se la saqué, en mí verga había un poco de sangre y para que no se asustara le expliqué que eso no era nada, que la sangre era por la rotura del himen, pero que era todo normal.
-Que bueno papito. Ahora quiero sentirla dentro otra vez.- Dijo ella.
Me tomó la verga con su mano y la dejé que hiciera sola.
Que sensación, aprendió rápido, en un ratito se movía de manera que mi verga entraba y salía sólo con el movimiento de su pelvis, yo no hacía nada, sólo disfrutaba de ese coñito virgen, tratando de no acabar.
Y así estuvimos un rato hasta que Ilda tuvo el primer orgasmo de su vida por penetración vaginal, que fue genial, mientras yo no dejaba de penetrarla y penetrarla bien duro, sintiendome llegar.
-¡Ooooohhh mi peciosa nenita! ¡Voy a correrme! Ven. Dame tu preciosa boca mi niña.- Le grité enerbado a Ilda.
-¡Noooooo!!! ¡No me la saques del coñito Luismi! Quiero que llegues dentro de mí, quiero sentir toda tú leche, todo tu ser derramandose dentro de mí. ¡Quiero todo tu semen dentro de mí, mi amor! ¡Dentro de mí! ¡Damelo! Me has usado como a una puta y ahora... ¡Soy tú puta! ¡Tu zorra! ¡El recipiente de tus corridas! ¡Mi vagina es tuya, mi amor! ¡Yo soy tuya mi amor! ¡Tuyaaaa! ¡Llename el coñitoooo! ¡Llenamelo por Dios! ¡Llenameeeeeloooooooo!... ¡Mmmmmmmmmmmm mi vida! Llena. Llena mi chochito con tu semen y hazme un bebé. Hazme un bebé papito mio. Un bebé lindo y precioso. Un bebé como tú mi amor. Hazmelo. ¡Hazmelooooo mi vida! ¡Quiero ser la mamá de tus hijos mi amorrrr! ¡Hazme un bebé mi vida! ¡Hazmeloooooooooo!- Grito enloquecida Ilda.
Enervado hasta el limite la penetré con mas fuerza si cabe, incluso con violencia, mientras con ambas manos apretaba con fuerza de su tierno cuello estrangulandola, llegando hasta el límite de asfixiarla quitandole la vida entre mis brazos.
Entonces se zafó y tomando aire, grito como si la estubiese arrancando las entrañas mientras se corria ferozmente entre espasmos y combulsiones, temblando como una posesa y llevando su boca hacia la mia en un beso lleno de pasión y lujuria.
-¡Ahhhhhhh! ¡Ahhhhhhh! Ohhh papi que bueno, que gusto, si, sigue, si, sigue así, dame, dame, dame bien adentro. ¡Oh papi correte! ¡Dame tu semen papi, dale tu semen a tú niña pequeña papi! ¡Daselo yaaaaaa!!! ¿No ves que está toda loquita de deseo? ¿No ves que necesita toda tú lechita dentro de su coñito o morira sino? No seas malo mi amor. Dame. Dame toda tu lechita. ¡¡¡Damela dentro de mi coñitooooo!!! ¡Damela! ¡Damela yaaaaaaaagggg!.- Gritaba aullando desconsolada mientras se volvia a correr por cuarta o quinta vez.
-¡Ooooooohhhhh mi amor! ¡Siiiiiiiii!... Ahora soy tuya, tuya para siempre. Tu esclava mi amor. Tu zorra. Tu puta. Tu amante... Porque ahora, amor mio, ya no soy una niña tonta de 16 años. Ahora ya soy toda una mujer de 20, 25, 30 o todos los años que tu quieras que yo tenga, mi amor. Ahora ya por fín soy una mujer completa, soy la mujer que te amará y cuidará de tí por el resto de sus dias.-
-Te quiero Luismi. Te quiero desde siempre. Y ahora por fin, he conseguido el sueño de mi vida, ser penetrada en mí primera vez por tí, para eso guarde mi virginidad cariño, para que tú la tomaras, para que tú me rompieras y ahora por fín, ahora por fín lo has hecho mi amor, me has roto y me has convertido en mujer. Ahora mismo, la mujer mas feliz del mundo.-
-Te quiero mi amor, te amo. Soy tuya. Seré tuya para siempre. Soy tú esposa mi amor. ¿Verdad?... Ahora soy tu esposa y tú mi marido... ¿Si?- No quise contestar, solo la mire a los ojos suplicantes y al hacerlo, la amé con toda mi alma, lo cual ella debio sentir, porque asintio sonriendo con cara de boba enamorada.
Mientras que sintiendola temblar como una hojita y sin parar de gemir y gemir, jadeando como una perrita, llegue al éxtasis, al extremo de la excitación mas brutal. Así que sin más, me corrí de ella sin poder, ni querer evitarlo. Llenandola de tal cantidad de semen que, cuando a los pocos minutos, tras fundirnos el uno en el otro en un abrazo, sin decirnos nada, nos convertimos en un solo ser. Despues le saqué la verga y ella comenzó escurrir semen como un manantial.
-¡Nooooo! Que no se escape ni una gota de dentro de mí.- Dijo cerrando con fuerza las piernas levantandolas a la vez.
-Nuestro bebe ya esta en camino. Y será tan bello como su papá, mi amor, mi hombre amado.
Y sí, Ilda tenia 16 años. Y sí, deseaba que yo la desvirgara y sí, deseaba quedarse embarazada y tener un bebé de mi. Y como ese era su mayor deseo, yo, se lo concedí.
Despues nos quedamos dormidos. No se el rato que pasó pero al despertar ví que estaba solo en el dormitorio, me desperecé aun desnudo y entonces escuché voces tras la puerta que daba a la sala.
Maria habia vuelto a casa y sobre el sofá tenía abrazada a su hija y la estaba besando en la boca, labios con labios, mientras con su mano izquierda la acariciaba los pechos, algo esparcidos debajo de la blusa que Ilda se habia vuelto a poner, mientras con la otra mano le quitaba su minusculo tanguita y la comenzaba a acariciar con sutileza por la entrepierna hasta llegar, con la yema de sus dedos hasta sus rosados y tiernos labios vaginales...
... Y... Fin.
Pero tranquilos amigos y amigas, pues la historia no termina aquí, no, en realidad, la historia, solo acababa de empezar... CONTINUARÁ.
Fin de la primera parte.
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📌ILDA, LA PEQUEÑA HIJA DE MI NOVIA, SE ME ENTREGA📌
Reviewed by Anónimo
on
septiembre 10, 2020
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septiembre 10, 2020
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